Don Miguel Alicea Almodóvar, de 87 años convalece en estado comatoso.

Sabana Grande. Un veterano de la guerra de Corea libra su última batalla en el Centro Médico de Río Piedras tras haber protagonizado un terrible accidente el sábado en este municipio, donde además murieron su esposa, una hija de crianza y su nieto menor de apenas dos añitos, quienes viajaban en el vehículo sin el cinturón de seguridad.

Don Miguel Alicea Almodóvar, de 87 años e infantero con rango de sargento, convalece en estado comatoso con fractura craneal, en las costillas, en el tórax y su mano derecha. Mientras, sus hijos y nietos esperan angustiados por que les sean entregados los restos de doña Alba Lugo Lugo, de 85 años; Rosa Torres Vargas, de 36 años, y el bebé Yaret González Torres, cuyos cuerpos aún estaban ayer tarde en el Instituto de Ciencias Forenses (ICF), para poder iniciar las exequias en la Funeraria Avellanet de ese municipio.

Según la sargento Geraldine Feria, de Patrullas y Carreteras de Mayagüez, “todavía hay que esperar por la prueba pericial y el diagnóstico del hospital para conocer si el accidente se debió a un desperfecto mecánico o fue que el señor enfrentó problemas del corazón”.

Ayer, mientras se coordinaban detalles para el velorio de los tres fallecidos, amigos y familiares se preguntaban si la noticia sobre la amenaza de guerra por parte de Corea del Norte afectó emocionalmente al octogenario veterano hasta llevarlo a sufrir un percance de salud o si fue un fallo del auto.

“Él era veterano de la guerra de Corea. Era infantero”, confirmó Jorge, uno de sus hijos, quien luego mostró fotos de su padre y su familia a este diario desde su humilde residencia, donde las paredes enmarcaban la imagen del veterano rodeado de medallas y reconocimientos por su servicio militar.

La guagua, que salía de la PR-2 desde San Germán hacia la intersección con la PR-102, no se sabe cómo terminó trepando una isleta en medio de la salida, cuando se suponía que redujera la velocidad para girar a la izquierda. El vehículo terminó traspasando una verja de una residencia, estrellándose contra un quenepo, un árbol de aguacate y, luego, volcándose.

 
 

 Se dice que el anciano salió caminando del vehículo, aunque tambaleándose, y que fue asistido por un oficial para darle los primeros auxilios. Se le escuchó hablar, pero estaba evidentemente desorientado.

Vecinos del lugar llegaron de inmediato y alertaron a las autoridades. El accidente ocurrió a eso de la 1:15 de la tarde, cuando la familia salía de un supermercado, como de costumbre, y se dirigía a su residencia en las parcelas Majina. De la investigación se desprende que ninguno de los pasajeros que iban en el vehículo, una guagua Toyota Camry del 1995, tenía puesto el cinturón de seguridad. Ni siquiera el infante. No había un asiento protector en el auto.

“Si el bebé hubiera estado en un car seat, no hubiera presentado daños (severos) porque fue uno de los lados (donde se ubica el asiento protector) que menos sufrió daño en el vehículo”, confirmó la sargento, quien se reservó dar más detalles de lo ocurrido a la prensa. “En mis 11 años de servicio no había visto algo así”, agregó, evidentemente conmovida, la mujer policía con relación a la escena.

Entretanto, el viudo de Rosa. William González, no estuvo disponible para expresar el dolor que les embarga a él y a sus otros dos hijos que le sobreviven a la mujer y ama de casa. Además de Yaret, el joven matrimonio concibió a Victoria Sofía, de 10 años, y a Israel, de ocho años, quien esa tarde tenía un juego de pelota.

“La nena era bien apegada a ellos. Siempre andaba con ellos de arriba pa’ abajo. Afortunadamente, ese día se fue con el papá y el hermanito para el juego”, dijo una pariente que no se identificó. “Dios sabe lo que hace. Si don Miguel se entera que ellos, que eran su vida, que nunca se separaban, si supiera que se murieron, se pondría peor”, agregó.

Uno de los nietos del matrimonio, Alexis Rivera, quien es comisionado de Tránsito Municipal de Sabana Grande, ofreció datos a Primera Hora sobre el estado de salud de su abuelo en momentos en que se disponían a trasladarlo desde el hospital La Concepción, en San Germán, hacia Río Piedras. “Está grave, esperamos que se ponga bien”, dijo sin poder ofrecer más detalles porque “todavía está bajo investigación”.

Su mamá, María, otra de las hijas del matrimonio, se mostraba preocupada por la salud de su padre al tiempo que expresaba su interés por terminar con el proceso en Ciencias Forenses. Se limitó a decir que “ahora no podemos hablar, vamos para Ponce a identificarlos a ver si nos los entregan ya”. En Ponce, los sistemas no estuvieron disponibles. Se espera que hoy en la tarde lleguen los cuerpos a la funeraria.

El alcalde Miguel “Papín” Ortiz, de inmediato, se acercó a la familia para ofrecer sus condolencias, pues otra de las nietas también es empleada municipal en la Casa Alcaldía. Al matrimonio le sobreviven cuatro hijos: Michael, María y Jorge Alicea Lugo, y Ada Irma Toro, una hija del primer matrimonio de la occisa, quien reside fuera de Puerto Rico y se espera que llegue a la Isla esta semana.

La investigación del accidente quedó a cargo de la fiscal Wandy Camacho.